Educación emocional. Nunca es tarde, siempre podemos volver a empezar, no hay límite de edad
















"Si aprendiéramos el modo de experimentar la gama de las emociones y sus energías asociadas, podríamos tener un mejor control sobre nuestras respuestas. Aprenderíamos más sobre nosotros mismos. Como resultado de ello, viviríamos mucho mejor, tendríamos menos miedo y seríamos personas más completas. A medida que se fuera incrementando la gama de los sentimientos, tendríamos una capacidad -que no dejaría de expandirse- de amor y de alegría, así como de tristeza, miedo, ira y vergüenza. Los demás empezarían a conocernos mejor y no viviríamos en soledad y aislamiento.

Algunos de nosotros no nos damos cuenta de lo que hemos perdido. No tenemos acceso a nuestras emociones y no podemos imaginar a qué se parecen, ni los beneficios que podríamos obtener de ellas. La diferencia entre estos dos mundos puede ser tan grande como la diferencia entre el conocimiento que tiene un niño de cuatro años y un joven de 17, o la diferencia entre salir con alguien o estar enamorado. No lo sabemos hasta que lo experimentamos. Hay una historia sobre una tortuga que vive en el océano y otra que habita en un estanque. Un día se encuentran y empiezan a compartir historias. La tortuga del estanque no puede comprender la magnificencia del océano porque su ambiente está muy limitado. La tortuga del océano la invita a que vaya con ella, pues sabe que la tortuga del estanque sólo lo comprenderá cuando vea por si misma el océano.

La buena noticia es que si hemos estrechado el rango de nuestras emociones, si no sabemos cómo llegar al punto de volver a sentir, o si no hemos sido capaces de aprender plenamente el proceso en los primeros años de nuestra juventud (que es cuando se suponía que debíamos hacerlo), siempre podemos volver a empezar. No hay límite de edad. Nunca alcanzamos un punto desde el cual no haya retorno posible para volver a enderezar nuestro desarrollo o permitir que nuestras emociones contribuyan a mejorar nuestras vidas. Dondequiera que empecemos, llegaremos a un mundo tan rico y significativo que no creíamos que pudiera existir. Y querremos más y más."

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"En los demás aspectos de nuestra vida, hemos reconocido la necesidad de informar, orientar, educar, comprobar y apoyar mediante el contacto humano. Pero disponemos de pocos sistemas [...] que aporten guía, educación y apoyo en el trajinar cotidiano. ¿Por qué? Hemos aprendido que hay cinco colores básicos, pero no nos han enseñado a reconocer los cinco sentimientos primarios. Muchos niños han experimentado una buena cantidad de historias emocionales en la época en que aprenden a reconocer los colores. Se nos ha hablado de carácter y moralidad, se nos ha enseñado a hablar en público y otras habilidades para la comunicación, pero no se nos han enseñado los nombres de los sentimientos, no hemos aprendido a reconocerlos ni sabemos tampoco qué hacer cuando los experimentamos.

¿Qué tiene que ver todo esto con el intento de responder la pregunta sobre quiénes somos [...]? La cuestión es que no somos capaces de responder esa pregunta si no tenemos las palabras para hacerlo. Cuando aprendemos cuestiones médicas, como lo que es el reflujo gástrico, sabemos entonces qué decir al médico. Sabemos describir nuestros síntomas. Cuando no tenemos el vocabulario preciso para discutir nuestros conflictos emocionales, solemos ignorar nuestra vida emocional [...]. Ni el adolescente ni sus padres tienen las palabras adecuadas para hablar de miedos, esperanzas o límites. Con frecuencia, durante esta importante etapa de transición, se pueden producir muchos malentendidos como consecuencia de lo que queremos decir y lo que de verdad decimos. ¿Qué pasaría si tuviésemos una mayor facilidad para decir palabras que tuvieran una buena carga emocional y fuéramos capaces de responsabilizarnos de ellas?

Notas tomadas de Erika M. Hunter (2007). El pequeño libro de las grandes emociones (pulsa aquí si lo quieres adquirir). Madrid: Los Libros del Comienzo, 222 pp. (Título original: Little Book of BIG Emotions, 2004).




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